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Seguro que tras el verano nuestra piel luce morena, nos resistimos a perder el bronceado  y aprovechamos los últimos rayos sol.

Y bien, el sol nos aporta beneficios:

 

- Mejora el estado de ánimo.

- Imprescindible para la síntesis de vitamina D, fundamental para fijar Calcio a los huesos.

- Disminuye la presión sanguínea.

- Reduce los niveles de colesterol en sangre.

- Incrementa la respuesta inmunológica.

- Regula los fenómenos fisiológicos y neuroendocrinos,......

Estos son algunos de sus beneficios, pero los riesgos son muchos e importantes.

 

Riesgos de la exposición solar: Efectos del sol en nuestra piel

 

 

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Las radiaciones solares al llegar a la superficie terrestre se descomponen en radiaciones ultravioleta, radiaciones visibles y radiaciones infrarrojos. Los UVB son los responsables de eritema y quemaduras solares, dan lugar a pigmentación tardía y duradera debido a la síntesis de melanina , y provocan daño directo del ADN.

Los UVA profundizan en la dermis y son reponsables del envejecimiento cutáneo.

 

1.- Deshidratación: La piel pierde su capacidad para retener agua y se deshidrata, adquiere tono apagado, pierde elasticidad, poco luminosa, descamada, reseca y tirante.

 

2.- Eritema y manchas solares: es la forma que nuestra piel responde a la agresión por radiación, nuestro fototipo determinará la intensidad de la quemadura.

 

3.- Pigmentación: Nuestro organismo tiene su propio sistema de luchar contra los UV, el bronceado, es el mecanismo de defensa de nuestra piel, una reacción de adaptación.

Los UVB activan la formación de nueva melanina al actuar sobre el melanocito. Cuando aumentan las exposiciones aumenta la pigmentación, que se traduce en una mayor resistencia de la piel a las radiaciones.

 

4.- Hiperpigmentación: Se debe a una sobreproducción de melanina, aparecen manchas oscuras. El sol puede oscurecer pecas, melasma, etc.

 

5.- Fotoenvejecimiento: El envejecimiento prematuro de la piel es causado mayoritariamente por exposición solar, se manifiesta por aparición de pecas, arañas vasculares, arrugas, piel grisácea con atrofia y queratosis actínicas que nos indican que el sol ha causado estragos en la piel.

 

6.- Fotodermatosis: Son afecciones de la piel que aparecen después de una exposición solar, por sensibilidad anormal elevada a la luz.

 

Fotodermatosis idiopáticas: Las desencadenan los UV y la luz visible, su base es genética y aparecen en zonas fotoexpuestas.

 

Fotosensibilidad: Aparecen reacciones fototóxicas y fotoalérgicas cuando un medicamento experimente una fotoactivación al interactuar con la luz UV a medida que penetra en la piel, causando manifestaciones cutáneas, son por tanto, dermatosis inducidas por sustancias que llegan a la piel por aplicación tópica o sistémica. Lo provocan ciertos medicamentos y cosméticos.

 

La fototoxicidad se debe a sustancias  que disminuyen la resistencia de la piel a la luz, se desarrolla desde la primera exposición, depende de la dosis y puede afectar a cualquier persona.

 

La fotoalergia afecta a determinadas personas, se manifiesta como un eczema de contacto, no depende de la dosis y necesita un contacto de sensibilización.

 

7.- Fotocarcinogénesis: Cuando la exposición a los UV es reiterada y excesiva causa daños en el ADN  celular.

 

Los UVA provocan daños indirectos en ADN por la la formación de radicales libres. provocan mutaciones genéticas que pueden desencadenar melanoma.

 

Los UVB son responsables de generar radicales libres en todos los niveles de la epidermis. Causan daño directo en el ADN  y cancer de piel.

 

Nuestra piel tiene "capital solar" que permite que luche contra los efectos de una cantidad de radiación UV, es una reserva a lo largo de la vida, cuando se agota no puede seguir protegiendo del daño solar , de forma que las células dañadas no pueden repararse  y aparece el daño celular y el cancer de piel.

 

8.- Otros: Fotoinmunosupresión, daño ocular...

 

A la vista de todos estos efectos negativos y perjudiciales del sol, lo más importante es protegernos del sol.

 

Si todo ha ido bien y os habéis protegido, ahora toca seguir cuidando la piel después del verano.

 

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1.- Utilizar a diario un protector solar de calidad, prestando especial atención a rostro y partes         expuestas durante todo el año, otoño, invierno, primavera y verano, si todo el año¡¡ el sol sigue causando estragos cuando se acaban las piscinas y las playas.

2.- Limpiar a diario la piel con limpiadores suaves que sean de alta tolerancia y cuyo pH sea no alcalino.

3.- Hidatación facial dos veces al día, eligiendo un hidratante acorde con las características de cada tipo de piel, con formulas que incluyan urea, cerámicas, etc.

4.- Hidratación corporal con activos humectantes que atraen el agua dentro de la piel y con componentes oclusivos que impidan la pérdida de agua epidérmica.

5.- Por la noche trata la piel con fórmulas nutritivas y regeneradoras según la necesidad de cada tipo piel y la edad.

6.- Para las zonas que hayan sido mas agredidas por el sol, utiliza cosméticos o nutricosméticos que contengan antioxidantes como la vitamina C y E.

7.- Exfolia tu piel una vez a la semana, utilizando regeneradores celulares con alfahidroxiácidos o retinoico, para eliminar células muertas, impurezas, dar luminosidad a la piel y prepararla para aplicar mascarillas faciales y corporales.

8.- Bebe abundantes líquidos ( agua, zumos), sigue una dieta equilibrada que incluya alimentos ricos en vitaminas A y C.

9.- Utiliza maquillajes que aporten hidratación.

10.- Vigila tu piel después del verano para descartar la presencia de manchas, lunares de nueva aparición y acude a un especialista que haga una valoración más exhaustiva.

 

 

Fuentes: AEDV Academia Española de Dermatología y Venereología.

 

               Departamento Demorfarmacia UCM